viernes, 30 de julio de 2010

“Es mas fácil pedir perdón, que permiso”

El viento silbaba suave, pero permanentemente, mientras se colaba por la entrada de la cueva y me golpeaba quejumbrosamente como pequeñas pero afiladas agujas. Yo me limitaba a recoger mi cuerpo y a tolerarlo, pues lo único que me quedaba era subsistir un poco más, un día más, todo se reducía a sobrevivir. Si, esa era mi única meta desde que mi madre me rechazó y me saco de mi propia casa, obligándome a buscar refugio en el bosque y todo por culpa de mi hermana, que un día cualquiera por darle agua a una anciana recibió el donde botar perlas y piedras preciosas por la boca cada vez que pronuncie una palabra; en cambio a mi, por decir lo que pienso y como lo pienso me condenaron a botar todo tipo de alimañas por cada palabra pronunciada.


Esta amaneciendo pensé al ver como los tiernos rayos del sol entraban por el agujero que se suponía era la entrada del antro en el que me encontraba. Lentamente me levante e impedí que me saliera un bostezo, pues no quería empezar el día viendo tan horribles animales despedirse de mi boca. Me encamine a un arroyuelo cercano donde me lave mi rostro y mis manos, mi estoma no tardó en recordarme que debía buscar algo de comer así que decidí dirigirme hacia la entrada del pueblo y tal vez mendigar una que otra cosa, pues las frutas del bosque no me satisfacían y tampoco me apetecían.


Luego de un rato atravesé las puertas de entrada al pueblo y llegue a la plaza de mercado, donde me senté en una esquina y levante mi mano pidiendo la generosidad de la gente. Después de unos cuantos minutos que me parecieron horas, pues el hambre carcomía mis entrañas, una gentil mujer se me acerco y me dio unos panecillos, que por supuesto recibí de muy buen agrado. Mientras me encontraba devorando mi desayuno un mensajero del rey anunciaba que el príncipe heredero del trono se casaría en pocos días con una hermosa doncella. Y cual seria mi sorpresa al escuchar el nombre de aquella damisela, que no era más que el de mi hermana.


Una oleada de sentimientos, como una llamarada que profirió de lo más profundo de mí ser, lo único que hice fue levantarme e irme lo más rápido que pude de aquel lugar y refugiarme en mi cueva. Allí mis sentimientos de rabia, envidia, rencor y resentimiento hacia mi hermana se iban haciendo cada vez más y más grandes. Luego de llorar un buen rato fui a la fuente y me lave el rostro aun contrariada por lo que había pasado, cuando de pronto, se me acerco la misma dama que me había condenado meses antes a expedir cuanto animal raro, ponzoñoso y feo de mi boca.


Ella me dijo: - tu hermana corre un gran peligro, pues el hombre con el cual se va a casar no la quiere y su familia planea algo malvado para ella después de la boda.-, a lo que respondí confundida:- ¿como es que sabes eso?, ¿eres bruja o algo parecido?-. Ella con tono burlesco prosiguió con su relato: -la única persona que puede ayudarla eres tú pero tendrás que enfrentar muchos peligros y el más grande de ellos son tus demonios internos-. Yo inquietada le pregunte: -¿que a se refería ella con eso? y ¿que era eso tan malo que le esperaba a mi hermana?-.


La mujer notando mi curiosidad y mi tal vez creciente preocupación me contó todo lo que necesitaba saber para decidir ayudar a mi hermana, a pesar de que hace unos minutos atrás estaba detestándola con todo mi ser. Me dio: - lo que tienes que hacer para entrar al castillo y rescatar a tu hermana es lo siguiente: primero utilizar esta capa que te camuflara con el medio y así serás invisible a la vista de los guardias del castillo. Luego de estar dentro buscaras a tu hermana en uno de los cuartos reales en el lado oriental del castillo. Una ves que la hallas encontrado dale esta carta, en ella se explica todo, pues te queda prohibido pronunciar palabra alguna pues el resultado puede ser atroz.


Al día siguiente como me lo había dicho aquella dama el príncipe salió del castillo como era su costumbre, el ir a cazar, por lo cual era mi oportunidad de entrar en el palacio. Me encamine hacia el mismo, me puse la capa que me había dado la dama y pase desapercibida por los guardias y la servidumbre. Efectivamente encontré a mi hermana en una gran habitación dorada al lado oriental del castillo, le entregue la carta después de que ella me estrechara de un abrazo. Luego de leerla y que le rodara una lágrima me dijo que nos fuéramos rápidamente pues su prometido no demoraría en llegar.


Así emprendimos la huida que fue algo complicada pues las dos no cabíamos en la capa, así pues que un criado nos vio y corrió a avisarle al príncipe pues acababa de llegar y este sin dudarlo emprendió una persecución. Mientras mi hermana y yo corríamos por el bosque en busca de la dama o por lo menos de un lugar en donde escondernos. De repente nos vimos rodeadas por el príncipe y algunos servidores, uno de ellos lanzo una daga como para asustarnos pero la verdad hirió a mi hermana a la vea que yo gritaba: -¡NO!-, y de mi boca salió una serpiente gigantesca, era nomas que un basilisco, el cual mato al príncipe y a sus súbditos con su espantosa mirada y se los devoro en un tormentoso espectáculo.


Temerosa cogí a mi hermana y la arrate lejos de allí, decidí ir hacia la fuente que nos había marcado a las dos mese atrás, a ver si allí encontrábamos a la dama para que nos salvara. Pero eso no sucedió y mi hermana estaba muriendo lentamente, sin embargo ella me con las fuerzas que tenia me agradeció y reconoció mi esfuerzo y mis buenas intenciones. A lo que yo respondí: -que me perdonara por no haber cumplido bien con mi tarea y que en realidad yo la quería mucho-, y curiosamente no volvieron a salir alimañas de mi boca.


Para pesar mío mi hermana murió esa tarde pero, me quedo el grato recuerdo de haberla ayudado yo volví a casa y me dispuse a cuidar de mi madre que había caído enferma y al poco tiempo conocía a mi príncipe azul, bueno no era exactamente un príncipe pero me amaba y eso era lo mas importante. Así que en la primavera del año siguiente nos casamos y nos fuimos a vivir en una hermosa pradera.








Nota:  esta en una historia escrita en base al cuento de "Las hadas" de Perrauld, es algo así como la  continuacion de la historia. Mantiene sus personajes, y ciertas acciones de la historia original, por lo cual todos los derechos de autor pertenecen a sus respectivos dueños.

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