Amores lejanos, mensajes de aliento, pequeñas aventuras, secretos inconfesables... pocos objetos pueden reunir tantos sentimientos y revelaciones en tan poco espacio como una carta. Es cierto que somos personas diferentes antes y después de leer una carta: tal vez más alegres, tal vez más melancólicos, pero siempre conservando la esperanza de que, algún día, podamos encontrarnos frente a frente con el autor de esas palabras.
Secretos que te hacen libres cuando las cosas quedan a la claridad de la sensatez.
ResponderEliminar