Por fin había llegado la tan anhelada mañana, hoy por fin iban a ir a la montaña dragón, un sitio curioso, peligroso, lleno de misterio, pero muy hermoso. Eran mas o menos la cinco de la mañana cuando Shipo, (un pequeño, fornido y tierno perro) salto a la cama de su dueña y con gran entusiasmo emprendió la tarea de despertarla. Mientras Kirara (una dulce, pequeña y menuda gatica) corría la cortina, al mismo tiempo que los suaves rayos del sol de primavera, aun que algo tímidos empezaron a atravesar el delgado cristal.
Cuando por fin Michel estuvo lista, todos emprendieron camino. Mientras los tres marchaba y observaban el hermoso paisaje, Michel dio un paso en falso y callo por un precipicio de unos cuatro metros y medio. Mientras se precipitaba iba dando botes sin parar, las rocas y algunos arboles incipientes lo único que le hacían era mas daño. De repente y de la nada salió un enorme árbol tranco su desenfrenada caída. En ese momento Shipo y Kirara comprendieron la gravedad de lo que acababa de suceder, su ama yacía recostada inertemente en la base de un gran abeto.
-¿qué hacemos?- pregunto Shipo con gran temor y desconcierto, pues aun no creía lo que acababa de pasar. –creo que lo mejor será que tu valla a buscar ayuda mientras yo que soy mas liviana bajo a acompañar y a auxiliar a Michel. – contesto Kirara.
Después de llegar a este acuerdo, Shipo arrancó rápidamente la búsqueda de un camino o un atajo que lo llevara a el pueblo o por lo meno a una casa cercana. Kirara lenta y cuidadosamente inicio el tortuoso descenso, hacia donde se encontraba Michel. Por fin cuando logro alcanzarla intento despertarla, sin embargo se dio cuenta que ella se había pegado muy duro en la cabeza y que por ello no respondía, así que decidió quedarse junto a ella y esperar pacientemente a que se despertara o a que Shipo regresara con ayuda.
Shipo teniendo conocimiento de su responsabilidad con miche y con Kirara, corría y corría aun cuando sentía sus músculos gritar. Debido a que no tenia patas muy largas debía dar mayor cantidad de pasos por lo cual el cansancio lo dominaba y lo hacia caer repetidas veces, sin embargo, cada vez que se caía Shipo se levantaba con mayor animo y perseverancia, pues en sus pensamientos estaban presentes los seres que lo esperaban en medio de la montaña dragón.
Una tenue luz saco a Shipo de sus pensamientos que a pesar de a ver iniciado de buena manera terminado haciendo sus situación mas adversa y exprimiéndolo hasta que en ese momento ya se hallaba sin ninguna esperanza. Sin embargo aquella titilante lucecita le lleno de un nuevo animo así que lo impulso a no desfallecer y sin darse cuenta estaba en frete de la casita.
Por fin pudo pedir la ayuda que necesitaba y de esa forma pudo rescatar a su ama y a su amiga de un final muy triste.
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