Hace ya varios años atrás me encontraba sentada en mi habitación mirando a través de la ventana, intentaba pensar en algo que hacer… fue así como momentos después decidí ponerme a dibujar un caballo, de momento mis trazos algo burdos empezaban a delinear el esbelto cuerpo del animal. Cuando no podía definir bien el contorno de alguna parte de la silueta me levantaba iba al cuarto de mis padres y veía el cuadro de equinos que tenían colgado en la pared y volvía a mi refugio a seguir con la tarea. Al finalizar cuando mire el dibujo, me dije a mi misma que curioso se suponía que era un caballo pero terminó siendo un unicornio unicornio. Con la vista puesta en mi obra pictórica deje que mi imaginación volara, así fue cómo resulte en una tierra mágica tanto terrible como hermosa llamada Bellau ignis (bestia de fuego) una tierra salvaje, mística y encantadora.
Cuando volví en mí, al plano terrenal me dije que esta historia no podía perderse, por lo que le di vuelta a la hoja donde reposaba el unicornio de lápiz y papel y comencé a escribir. La verdad mi entusiasmo duro poco, no me era tan fácil poder pasar todo lo visto en la ilusión de mi mente al papel. Seguí tratando, pues poco me agrada darme por vencida. Sin embargo para las seis y media de la tarde mi optimismo había descendido a menos cero y solo basto una llamada de mi madre para que ese fabuloso mundo quedara reducido a unas cuantas hojas y un recuerdo.
Años después ya en la universidad una profesora me dijo que me iba a enseñar a escribir, su nombre es Martha Fajardo. A pesar de su altivez y desdén frente a los estudiantes, poco a poco fue logrando que mis ideas fueran convirtiéndose en palabras y esta en frases. Luego de un año ya era capas de escribir un cuento, hacer una descripción, redactar entrevistas y crónicas.
Sin embargo por un capricho del destino o por gracias divina, apareció frente a mí una nueva oportunidad en el camino y fue así como conocí la Universidad de la Sabana. Aquí todos mis conocimientos acerca de la escritura quedaron casi nulos y por cuestiones de costumbre y de dejadez perdí en parte mi don de escritura. Aquí debí dejar mi hábito de escribir historias literarias y comenzar a aprender a escribir en acciones, cosa que confieso me ha costado un poco.
Primero lógica, me decían que las palabras son como números y que las frases y los párrafos se parecían a las ecuaciones matemática, cosa que aun hoy sigo sin entender del todo. Después Aristóteles y su dramaturgia, historia con inicio, nudo y desenlace, creo que hasta hay todo iba bien. Pero cuando Carolina, la profesora de argumentación escrita, me dice que la historia para la premisa y el argumento que escribí, la tengo que modificar a acciones, que debía cambiar los adjetivos por verbos, casi me muero. Dure semanas intentado descifrar cómo se hacia esa maravilla de escribir en acciones, leía una y otra cosa pero nada me funcionaba. Y después de mucho batallar una noche fluyo libremente, como si todo el tiempo hubiese sabido que era lo que tenia que hacer. Fue así como nació mi primer “guión”.
Tiempo después el reto era construir una nueva historia para guión de ficción, pase casi dos semanas pensando la idea. Nada de lo que se me ocurría era lo bastante bueno como para convencerme. Mi pareja la verdad no tenía ni tiempo de pensar por lo cual la misión de la creación de la historia y los personajes recaía sobre mí. Fue así como un día después de ver un anime llamado de hell girl, me vino una idea, la comente con mi compañero y la escribí, a pesar de no tener el resultado esperado pienso que aun puede sobrevivir y si no puede, por lomenos puede transformarse en un buen relato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario