El periódico, tal como hoy lo conocemos, nació en Inglaterra, en el siglo XVIII, fue el Daily Courrant (1702). Con anterioridad a esta fecha, existieron ciertas formas de comunicación social, por ejemplo en la Roma antigua existían distintos medios de información pública como: las Actas públicas o Actas del pueblo. Hacia 1715 había en Inglaterra una gran actividad editorial y aparece un gran número de publicaciones de periodicidad variable. Esto debido a que en esta época el 80 % de la población era analfabeta, los lectores de "papeles periódicos" eran una minoría ilustrada. La distribución se hacía por medio de pregoneros. Los centros de circulación de periódicos fueron los cafés, donde la gente se reunía a leerlos y comentar las noticias.
Tras la Revolución Francesa se produjo en toda Europa se impuso de nuevo el absolutismo por lo que los periódicos liberales tuvieron que luchar contra él. Estas publicaciones, de clara tendencia política, defendieron la libertad y ejercieron una importante labor en las revoluciones liberales de 1830 y 1848. Durante el S.XIX se pueden diferenciar dos bloques de medios informativos: La prensa política: caracterizada por la utilización de los medios como vehículo de transmisión de una ideología. La prensa informativa: que evolucionará hacia la prensa de masas del S.XX y cuyo objetivo inmediato es el beneficio económico. y a mediados del S.XIX surgieron las agencias de noticias y las de publicidad.
El desarrollo del ferrocarril favoreció la rápida difusión de los periódicos; Se impuso así un "nuevo periodismo", en el que los mensajes habían de ser claros, concisos y objetivos. En los últimos años del siglo XIX y primeros del XX, surge en EE.UU y algunos países de Europa una nueva generación de periódicos el llamado new journalisme, cuyo ejemplo paradigmático fue The World, de Pulitzer. Estos son los primeros periódicos de masas, los cuales aumentan sus tiradas, incluyen muchas páginas de publicidad, se establecen en grandes edificios y obtienen grandes beneficios; en este momento los periódico se convierten en bienes de uso y consumo. Se venden a bajo precio y ofrecen a sus lectores un producto atractivo y bien acabado. Su presencia reiterada en la sociedad los convierte en instrumentos de gran influencia.
En este contexto aparece la prensa amarilla, cuyo máximo representante fue Hearst, con su diario The New York Journal. Los grandes beneficios económicos que obtuvieron estos primeros periódicos de masas los convirtieron en eje de poderosos monopolios informativos (Pulitzer, Hearst, RCA, CBS).
Durante la Primera Guerra Mundial los periodistas colaboraron con el ejército y difundieron entre la población falsas historias heroicas, con el fin de mantener el entusiasmo de la retaguardia y fomentar el odio entre los contrincantes. La población europea descubrió el engaño al terminar la guerra y los lectores, conscientes de que habían sido manipulados, perdieron la confianza en los medios escritos. Durante la Segunda Guerra Mundial también se utilizaron los medios de información- prensa y radio- con fines propagandísticos: Hitler recurrió a la llamada propaganda mecanicista, basada en la idea de que ante un determinado estímulo, las poblaciones iban a tener una misma respuesta. Tras la segunda guerra mundial los Estados vieron la necesidad de intervenir en el sector informativo, y que los medios debían cumplir una función social de servicio público.
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